miércoles, 17 de enero de 2007

Perón, el jefe de la Triple A

En estos cálidos días de enero de 2007 los medios nos inundan de informaciones acerca de la organización paramilitar que asesinó dirigentes obreros combativos y de izquierda en la década del '70, llamada Alianza Anticomunista Argentina, conocida como la Triple A. A partir de una decisión política del gobierno de Néstor Kirchner, dos jueces han pedido la captura internacional de Isabel Perón y la detención aquí y en España de un puñado de ex policias octogenarios que formaban parte de la banda fascista. Es indudable que Kirchner busca sacarse de encima el "lastre" del viejo peronismo de los años '70 y avanzar hacia la conformación de una nueva fuerza política con sus "restos". Tratando de obtener a la vez réditos políticos sin costo alguno, encarcelando a unos pocos criminales, pero dejando libres al resto de los represores e ideólogos y mandantes de estos (los capitalistas y los burócratas sindicales) durante ese período y durante la dictadura militar de 1976-83.

Pero, ¿Quién creó la Triple A?

Lo que no dice ningún periodista o medio es que el verdadero ideólogo y creador de la organización terrorista fue el mismo creador del justicialismo, Juan Domingo Perón, para poder así asesinar y eliminar a la vanguardia clasista y combativa que desafiaba por esa época al capitalismo argentino. Por lo cual él había vuelto a la Argentina como un bombero, para salvarlo. Hay varias pruebas de ello. Por ejemplo, el ex periodista y actual diputado Miguel Bonasso, reconstruye en su libro "El presidente que no fue" un diálogo entre López Rega y Perón de 1972, donde este le plantea a su secretario: "Lopecito en la Argentina va a hacer falta un Somatén". El Somatén era la organización parapolicial con la que contaba la Falange española en la década del '20 para reprimir a opositores. O la famosa reunión en Olivos del 8 de octubre de 1973 -día del cumpleaños del General y a cuatro jornadas de asumir su tercera presidencia- cuando a todos los asistentes de toda laya (políticos afines, militares y policías) les anticipó la creación de este ente y dió instrucciones al respecto. O las reuniones de Gabinete en las cuales se pasaban diapositivas de los opositores a matar. López Rega sólo siguió y cumplió órdenes del Genereral Perón. Isabel Perón lo continuó luego de su muerte con su elenco de funcionarios y dirigentes como Luder, Cafiero, Ruckauf, Celestino Rodrigo, Lorenzo Miguel, etc.
Seria ingenuo creer que un pequeño puñado de represores sin la anuencia de la máxima conducción política y el respaldo de todo el Estado capitalista hubieran podido armar semejante grupo represor con tanta impunidad para actuar, asesinar y cometer atentados DESDE OCTUBRE DE 1973.

Investigar, informar, para acabar con la impunidad

Los periodistas debemos jugar un rol clave en esta lucha: investigar a fondo con la mayor honestidad intelectual para informar la verdad de los crímenes y delitos impunes del gobierno peronista de 1973-76 y de SU CONTINUIDAD POR LAS TRES FUERZAS ARMADAS, la posterior dictadura. Señalar a fondo a los responsables políticos e ideológicos, a los ejecutores y a sus mandantes. Algunos de los cuáles como Techint están en el Gobierno de Kirchner. La actual desaparición de Jorge Julio López y el mal llamado "gatillo fácil" demuestran que el terrorismo de Estado sigue vigente con formas "democráticas". El Estado capitalista sigue defendiendo la tasa de ganancia y atacando a la clase trabajadora. Por eso, miles de represores siguen libres, por el gran entramado y complicidad con todas las fuerzas de seguridad actuales de esos asesinos y por sus servicios a las clases dominantes.
Honrar el oficio de periodista es denunciar esta situación y avanzar sobre esto sin concesiones.

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