martes, 30 de enero de 2007

A propósito de Gran Hermano y de Tinelli, los Medios en el medio (y cierto periodismo también)

Es sabido el rol fundamental que juegan en las sociedades actuales los medios de comunicación. Tanto como para construir consensos, difundir ideologías y armar determinados discursos. Pero quizás Louis Althusser se haya quedado corto en su descripición de los medios públicos y privados como integrantes de los aparatos ideológicos del Estado como forma de dominación, dada su influencia y participación actual. Un ejemplo de esto lo tenemos con los programas "Gran Hermano IV" y "Bailando por un sueño" de Marcelo Tinelli, de gran audiencia y de alto ráting.

Estos programas, con la complicidad de muchos medios y de muchos periodistas "serios" intentan naturalizar un tipo de sociedad capitalista acorde a un status quo y a una pasividad inaudita de la población. Es como una política destinada a despolitizar, alienar y a estupidizar. Por ejemplo, en Gran Hermano, se intenta mostrar a la exclusión como un "mal necesario" y también "divertido", en una acción de claro sesgo perverso. Se expone a la competencia despiadada y al individualismo como "valores" deseables y convenientes. Las mejores expresiones de los seres humanos quedan borradas, y se plantea que millones vean a un grupo de jóvenes aislados del resto -es decir fragmentados-, durante todo el día, que están encerrados en una casa y sin hacer hacer nada de nada, más que intrigas y alianzas de todo tipo para no ser el próximo "expulsado". Una suerte de "vida boba". Toda una definición.


Por su lado, Marcelo Tinelli, un pionero en esto de naturalizar la burla, la discriminación, el racismo y todo tipo de acción que haga "reir" sin importar lo que le pasa al otro, lanzó este año "Bailando y Cantando por un sueño". Sería bueno preguntarse por el sueño de quién. Allí se ven cosas oprobiosas y de mal gusto, que concitan la atención de la gente en ver como se puede escalar y ganar dinero y fama en este país, descontextuado de la situación social, de los problemas reales y de una sociedad dividida en clases. Una especie de falsa movilidad social "sui generis". Pero todo en forma individual, con "famosos" y bien "competitivo". Nada de algo colectivo, por supuesto.

Es aquí, lamentablemente, donde la crítica de los medios -salvo honrosas excepciones- está ausente. Al contrario, pareciera que hay un acuerdo tácito entre todos ellos para callar y ser cómplice; y en los distintos programas, seguir todo el día comentando y escribiendo acerca de las alternativas y vicisitudes de ambos ciclos, con periodistas al servicio del poder y los monopolios mediáticos. Ya la Escuela de Frankfurt, con Theodor Adorno, había teorizado alrededor de las "industrias culturales" como un intento del capital de capturar el entretenimiento y la cultura para obtener ganancias y distraer. Pero el nivel tan bajo que han caido estas "industrias" en pleno comienzo del siglo XXI hace augurar que, de no revertirse esta tendencia, las futuras generaciones estarán más desinteresadas en una construcción colectiva y en la política como herramienta.

De parte de los medios alternativos y de los periodistas críticos se impone la necesidad de afrontar esta problemática y ejercer una fuerte postura disidente y analítica para lograr echar modestamente, algo de luz en este oscuro inconsciente colectivo.

Franco Reed

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Es interesante lo que pasó en el Gran Hermano del Reino Unido. Estaban haciendo uno con distintas "estrellas", una de las participantes era una actriz de origen indio.

Parece que esa chica comenzó a sufrir discriminación por otras participantes, quienes no sólo no querían pronunciar su nombre (q es Shilpa) sino además que la trataban despectivamente.

Se armó un revuelo que hasta llegó a la cámara de los comunes y el primer Ministro Tony Blair habló y viajó a la India.

Pero eso no es todo. Al final, la chica en cuestión ganó por el apoyo del público... aunque algunos sospechan que hubo algún arreglito porque el asunto había ido demasiado lejos y tenían que dar el ejemplo. No me pareció mal, pero no ataca el problema de fondo: la discriminación.