lunes, 12 de marzo de 2007

Quince años de prisión para el asesino Mazzi

Agencia Walsh

Luis Mazzi, el empresario dueño de varios locales en Ciudad Evita y responsable de los asesinatos de de Ariel Salas (31) y de Damián Ramírez (14), fue condenado hoy el Tribunal Criminal 3 de La Matanza a 15 años de prisión. Mientras tanto el custodio Bernardo Joulie recibió 6 años de condena y el comerciante Enrique Magüicha, fue absuelto. Los jóvenes fueron asesinados durante los sucesos de 19 y 20 de diciembre de 2001 en Ciudad Evita, Partido de la Matanza.-

(Buenos Aires, 12 de marzo de 2007) - Con el fuerte repudio de los familiares se conoció hoy la sentencia a los asesinos de los Ariel Salas y Damián Ramírez. Una condena de sólo quince años recibió Luis Mazzi porque el tribunal entendió que había cometido “homicidio en riña” y no un homicidio simple como sostenían los abogados de las víctimas y la fiscalía que había solicitado una condena de 23 años. Mientras tanto el custodio Bernardo Joulie recibió nada más que 6 años de condena y el comerciante Enrique Magüicha, fue absuelto

Las muertes se produjeron durante los saqueos del 19 de diciembre de 2001, en Ciudad Evita, cuando Luis Mazzi, dueño de ocho locales en la Av. Cristianía , Bernardo Alonso Joulie (custodio del empresario) y el comerciante César Enrique Maguicha, bajaron de una camioneta y abrieron fuego contra la multitud.

Damián Ramírez tenía 14 años, cursaba 8° grado, practicaba fútbol en la escuela de River Plate y ayudaba a su papá en una panadería. Él se encontraba mirando junto a su familia los saqueos que se realizaban a pocas cuadras de su casa. Una bala de 9 mm le perforó la cabeza de lado a lado.

Ariel Salas tenía 31 años, una hija de siete años, trabajaba en una joyería y ese día salió más temprano debido a los saqueos. Al bajar del colectivo fue sorprendido por un disparo. Su cuerpo tenía más de 30 perdigones de escopeta en la cabeza y en el pecho.

El tribunal estableció que Damián y Ariel no participaron de los saqueos y en ningún caso pudo establecerse que las víctimas tuvieran armas, palos o piedras y en el caso particular de Ramírez, éste caminaba de espaldas a donde ocurrían los episodios.

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