¿Se va a acabar la burocracia sindical?

Por Franco Reed

En una investigación realizada por el periodista Daniel Santoro y publicada hoy por el diario Clarín, queda absolutamente al descubierto el "patrimonio millonario" de José luis Lingieri, segundo del camionero Hugo Moyano en la conducción nacional de la CGT (kirchnerista), y titular del sindicato de Obras Sanitarias (aparte de tener un lugar preponderante en el directorio de la recientemente "nacionalizada" AySA).

Lingieri, ex menemista furioso, fue durante la década del '90 superintendente de Obras Sociales y apoyó la concesión de Obras Sanitarias al grupo Suez. En el 2000, Lingeri también creó la empresa Argenclor S.A., dedicada a la venta de cloro, junto con su sobrino Gustavo Aondi. Entre varias "emprendimientos" familiares preside la empresa Distribuidora Mailén, que no distribuye nada pero es la dueña de una casa en Bariloche de tres pisos y 400 metros cuadrados cubiertos. Está ubicada en el barrio Cipresales y cuesta "más de 300 mil dólares", según una fuente inmobiliaria. En su garage guarda una camioneta 4x4 Gran Cherokee y un Minicooper.

La burocracia sindical, además de jugar un rol específico en favor de la patronal dentro de los sindicatos y en las luchas y conflictos de los obreros con el capital, se constituye como una casta privilegiada dentro de la clase trabajadora (sin llegar a ser una clase) y tiende a usufructuar distintas prebendas y privilegios, enriqueciéndose extraordinariamente. La investigación de Santoro demuestra cabalmente esto, y lo imprescindible que resulta para los trabajadores deshacerse política e ideológicamente de esta burocracia y de estos personajes, que actúan como una barrera y un freno a sus reinvindicaciones más generales para favorecer al Estado y a los capitalistas.