viernes, 23 de febrero de 2007

Consideraciones acerca del circuito oficial del “arte”

Por Anaclara, colaboradora de arte de El Mimeógrafo


Mientras los vecinos de varios barrios de la ciudad de Buenos Aires intentar resistir el boom! del negocio de los megaedificios, el Centro Cultural Recoleta (dependiente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) le brinda una de sus salas, la Sala J (entre otras, una de dimensiones considerables) al Estudio Aisenson (megaempresa), que vale aclarar que no es cualquiera.
Según sus propios datos construyó varias torres en la ciudad "tales como el Edificio Malecón, la Torre Bouchard Plaza (La Nación), el Conjunto Las Barrancas (1985), el Edificio Forum (1989) y las Torres Las Plazas (1993)”, todas orientadas al consumo de la clase media-alta, y lleva en su haber muchos de los megaedificios que identifican a dicha clase.


Esto se nos presenta bajo el eufemismo de “grandes arquitectos argentinos”, con lo cual debemos entender que el “grande” es sólo aquel que cuenta con el capital necesario para realizar sus ideas, etc. Reflexión: ¿Los espacios estatales no deberían llevar adelante políticas que den prioridad a expresiones artísticas que apunten a otro tipo de valores y no al del ultra-lucro? Que las empresas se regodeen en sus propias fundaciones con las que -dicho sea de paso- “evaden” importantes impuestos.

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