Las internas del “progresismo” se dirimen sobre los cuerpos de los más vulnerables

Luego de su salida, Aníbal Ibarra parece haber decidido a no dejar que su sucesor y ex aliado Jorge Telerman muestre una imagen más “ordenada” y competente de la gestión en Buenos Aires. Teniendo de su lado al ex duhaldista y ex cavallista Alberto Fernández –casi como un “gran cuñado”- y compañia, y decidido a jugar algún papel en la campaña que no lo relegue para siempre de la política, aprovecha cada micrófono para despotricar inconsecuentemente contra el actual jefe de Gobierno. Mientras, éste se desespera por cortar cintas por doquier y tener algo que mostrar al votante porteño. El mar de fondo es, claro, la puja con Daniel Filmus, el elegido presidencial.

Al mismo tiempo, por debajo se sucede una guerra de punteros, de ex empleados del GCBA y de operaciones de prensa que lo único que muestran es que la Ciudad Cromañón no se terminó con la destitución de Ibarra, y la vida de todos es puesta constantemente en peligro. La muerte de los obreros ilegales en Flores hace menos de un año, luego las ocupaciones de barrios a punto de estrenar en el Sur y recientemente el incendio en la villa El Cartón son sólo algunas de las muestras de que la puja por las cajas chicas de recaudación y el clientelismo se mantiene entre “viejos” y “nuevos” integrantes de la coalición gobernante que alguna vez mostró chapa “progresista”, y hoy busca presentarse al gusto del elector.

En el segundo caso, Aníbal Ibarra fue directamente mencionado por funcionarios porteños como inspirador del descalabro de pobres contra pobres y en el incendio reciente Gabriel Fucks -uno de los pocos que aún se animan a mostrarse cerca del ex jefe de Gobierno-, fue denunciado por los mismos. El halo sospechoso se extiende sobre todas las áreas de la Ciudad, y falta aún lo peor: tres meses de campaña y acusaciones cruzadas en las que no parece importar las cabezas que caigan, sino que sean lo suficientemente pesadas para poder hundir al rival.

Weatherman