Derechos humanos con delay

Podría decir que ayer fue un día particular, marcado por dos hechos y dos esperas. Sabía que el asunto del INDEC recién se iba a ir resolviendo -por decirlo de una manera- hacia la tarde, así que estuve siguiendo lo que pasaba en Almirante Brown desde temprano. Horas más tarde, ya en la redacción, pude hablar con uno de los delegados de la toma. "Toda persona tiene derecho a una vivienda -me dijo- es un derecho constitucional y acá nosotros lo queremos hacer valer". Derecho a la vivienda, qué importante es eso. Me acuerdo un parte de un poema de Benedetti:

"(...) nunca después me sentí tan a salvo, tan al abrigo
como cuando empezaba a dormirme bajo la colcha de retazos
y la lluvia poderosa cantaba sobre el techo de zinc"

Que linda sensación esa de dormirse calentito y escuchar que afuera llueve. Curiosamente, un amigo que tuve hace mucho, que vivía en la villa de Zavaleta, una vez me dijo algo parecido, "viví un tiempo en la calle y te lo aseguro, no hay nada mejor que dormir en la cama de uno". Tener una casa, tener un techo ¿no es un derecho humano al fin de cuentas?

Lamentablemente, el delegado de Almirante Brown tuvo razón en su prudencia, cuando me dijo que si bien esa mañana no se había desalojado, no sabían que iba a pasar después. A las cinco de la madrugada, cuando todos dormían y no había cámaras que registren la barbaridad, la realidad, desalojaron.

Ya hacia la tarde, en la redacción, seguíamos como seguramente todas las redacciones del país, el anuncio del índice de precios al consumidor. Pasaron las 16 y no había nada, salvo especulaciones y una tensión que se sentía en el aire. Entonces, traté de ver qué podía averiguar por mi cuenta y llamé a una vieja amiga que trabaja en el INDEC. Luego de los "cómo andás", los "qué es de tu vida" y demás, la conversación siguió más o menos así:

M: ¿Y cuál es la situación ahora ahí?
X: Mirá, a la mañana dijeron que el número lo daban a las 16 pero hasta ahora no pasa nada, hay que esperar.
¿Así que Moreno fue ahí? Dicen que el tipo es un mafioso de lo peor...
No lo conocí, por suerte. Pero me dijeron que ese boludo dijo algo así como que nos había cojido a todos... no sé. El tipo ya había estado acá el año pasado, también pidiendo la lista de los supermercados donde hacen los relevamientos. Pero no se la dieron porque es secreto estadístico. Cuando entrás a laburar en el INDEC tenés que firmar una hoja donde te comprometés a guardar el secreto estadístico. Además, ¿qué viene a prepotear y a insultar? Al final el gobierno habla pero usa gente que no tiene nada que envidiarle a un milico. Y encima dicen que somos todos trotskystas.
¿Che y la mina que echaron?
Era una persona que hizo carrera acá, no era un puesto político. Dicen que no servía, porque es profesora de matemática y ahora pusieron a una economista, pero esa mujer se formó acá, hace más de 10 años que estaba, era de carrera y sabía mejor que nadie su laburo. Como yo y muchos otros que nos formamos acá.
Bueno, ¿no sabés a qué hora darán el número del IPC, no?
Y no, estamos todos esperando eso. Antes llamaban a los periodistas y lo daban en una sala de conferencia en el propio INDEC, hasta la época de Cavallo creo. Ahí fue que comenzaron a darlo desde el ministerio de Economía. Después lo recuperamos por un tiempo, hasta que llegó Lavagna y volvieron a darlo desde economía.
¿Y, digo, no se comenta cuál puede ser ese número?
No, no. Nadie sabe, sólo los que lo hicieron que no te lo dicen ni a palos. Además es secreto estadístico.

Pocos minutos después dieron ese número: 1,1. Lo sentí irreal, casi un insulto. Porque ese dato no le interesa a nadie más que al gobierno, que mide la información que se da en los medios de acuerdo al costo político, y poco le importa la realidad que se vive en la calle. Un gobierno que hoy firmó un tratado contra la desaparición forzada de personas -con un desaparecido en democracia- sólo por viajar a París a mostrar a su futura candidata presidencial que habla de los derechos humanos con un delay de 30 años. Espero que los vecinos de Almirante Brown no deban esperar tres décadas para poder construir su casa, su barrio.

Mariano Greco