martes, 13 de febrero de 2007

Se realizó la primera jornada en el juicio oral por el asesinato de Rodrigo Corso

Morón- Buenos Aires- 12 de febrero de 2007

Se realizó ayer la primer audiencia en el juicio oral por el asesinato del joven Rodrigo Corso. Declararon siete testigos llamados por la Fiscalía y uno por la Defensa del imputado Solana. En los próximos dos días atestiguarán mas de veinte personas .

El oficial inspector Cristian Alfredo Solana está por cumplir 35 años el mes próximo. Esposado entró hoy a la pequeña sala provista para este juicio en el que se lo acusa de haber asesinado al joven Rodrigo Corso, la madrugada del 28 de junio de 2003. Solana cursaba abogacía en la universidad y se dedicaba, en el marco de los cursos de capacitación de la reforma del Ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanián , a entrenar otros oficiales en el manejo de situaciones de identificación de personas en la vía pública.

Rodrigo, era un joven de 27 años, con estudios terciarios, recibido de Técnico en Despachante de Aduana, que manejaba tres idiomas y estaba haciendo un curso en la Universidad Tecnológica Nacional para luego inscribirse y seguir la carrera de ingeniería. Trabajaba y en sus tiempos libres jugaba al fútbol, integraba una murga y hacia trabajos comunitarios. Rodrigo nunca había manejado un arma, en su casa nunca había existido una. Solana portaba la reglamentaria de la fuerza y sabia perfectamente como matar con ella. A las 9.30 entraron en la sala del Tribunal en lo Criminal Nº 5 de Morón, los jueces Carlos Enrique Thompsom, Angélica Parera y Susana Leticia de Carlo. El Fiscal de la causa, Patricio Pagani y las abogados de la familia Corso, María del Carmen Verdú y Silvia Góngora, ambas de la Correpi, se enfrentaban al escritorio donde se encontraba el acusado junto a su abogado defensor, el Dr. Roberto Babington.

Tanto la fiscalía como los abogados de la familia coincidieron en una línea de trabajo para demostrar que esa madrugada Solana mató a Rodrigo con un tiro por la espalda sin ningún motivo, que no hay atenuantes y que sí hay agravantes porque modificaron los hechos, plantando un arma y sosteniendo que hubo un enfrentamiento, en connivencia con otros integrantes de la policía.

La defensa planteó su objetivo de arribar a la "verdad material" y dijo que probaría que Solana actuó en cumplimiento del deber, según la obligación natural de su rango y profesión de prevenir ilícitos. "Tal vez ha procedido en exceso en la legítima defensa", afirmó
En primer lugar declaró Narciso Corso, padre de Rodrigo quien relató los hechos. Quebrado por las lágrimas recordó a su hijo y después de pedirle al tribunal que pusiera toda la profesionalidad para hacer justicia, finalizó diciendo "A Rodrigo me lo mataron dos veces, una cuando le dispararon cobardemente por la espalda, la segunda cuando me mintieron diciendo que había sido un enfrentamiento".

Luego declaró Florencia, la novia de Rodrigo, coincidiendo con el relato hecho por Narciso, contando que estaba convencida que Rodrigo no había muerto sino hasta que vio su cuerpo, porque no podía pensar en su novio enfrentándose a tiros. "Rodrigo no tenía armas (...), era una persona tranquila y muy pacífica" aseguró. "Además yo creía que la policía estaba para cuidarnos", agregó.

En tercer lugar declaró Miguel Angel Agudo, el perito balístico quien revisó la pistola calibre 22 que supuestamente la policía encontró en el auto de Rodrigo. El demostró en el tribunal lo mismo que encontró en la pericia del arma: su estado defectuoso imposibilita que se hayan hecho dos disparos seguidos, como dijo la policía.

Lamentablemente, las dos personas que hicieron los peritajes en el lugar donde mataron a Rodrigo no podrán ser testigos en el juicio. Casualmente (?) uno de ellos se encuentra en Estados Unidos y el otro tiene prohibición médica de declarar por cuestiones de salud. Sus testimonios hubiesen sido de gran relevancia para la causa, sumados al del perito balístico realizado hoy. Luego declaró la Dra. María Alejandra Milano, quien realizó la autopsia del cuerpo de Rodrigo. La médica legista explicó la trayectoria de la bala que ingresó por la espalda, entre la 7ª y 8ª vértebras dorsales, y después de atravesar pulmones y corazón quedó alojada en el lateral del tórax y le causó la muerte.

Finalmente, tres testigos presenciales que estaban en diversos lugares cerca del puente Santa Rosa coincidieron en su declaración de que los vidrios del auto en el que iba Rodrigo estaban cerrados. Esto desmiente la versión policial de que salieron disparos desde el coche del joven. Uno de ellos aseguró ver que, cuando el auto de Rodrigo se detuvo con el joven ya muerto, uno de los policías que estaba en la camioneta policial, bajó, abrió la puerta del acompañante, y allí se escuchó una detonación de arma de bajo calibre. Todo indica que fue el arma plantada la que fue disparada para justificar la afirmación policial de que hubo enfrentamiento.

Otro afirmó que escuchó sólo dos disparos sobre el puente, ambos provenientes de la ventanilla del acompañante de la camioneta policial, donde iba Solana. Y aseguró que la misma camioneta policial se había detenido unos minutos antes en una verdulería donde cargó mercadería. Casualmente el verdulero, único testigo que no escuchó los disparos policiales y en cambio dijo que provenían del auto -al que sin embargo no veía- terminó admitiendo que su patrón tiene un arreglo con las patrullas que recorren la zona para que vigilen su comercio, y que es frecuente que los policías le pidan "alguna frutita", y que suele darles "una manzana o una banana, porque eso no se le niega a nadie"...

Y como frutilla del postre la defensa de Solana llamó a declarar a Héctor Oscar Abraham, testigo que la fiscalía había desestimado. Este policía que prestaba servicios en la comisaría de Villa Ariza perteneciente a la zona donde mataron a Rodrigo, entró esposado a la sala porque está preso acusado de extorsión y amenazas. Relató que en la repartición se lo comisionó para buscar a una persona cuya documentación estaba en el vehículo de Rodrigo. Se trata de una mujer que trabajaba en la delegación Municipal de Villa Tesei cuyo auto había sido robado días antes del asesinato del joven y cuya documentación apareció en el coche de Rodrigo, como si él hubiese sido quien robó ese auto.

Mañana están previstas las declaraciones de 13 testigos entre los cuales se encontrarán: el sargento Ariel Horacio Núñez, quien manejaba el móvil policial ese día junto a Solana; los dos Jefes del Comando de Patrullas de Hurlingham, en el cual prestaban servicios ambos en junio de 2003; los radio operadores de la fuerza que esa madrugada avisan de los hechos y los policías que se encontraban en los cuatro móviles que respondieron al llamado de alerta por el que llegaron al lugar. La presencia de Nuñez, que sigue prestando servicios en la comisaría de Las Catonas en Moreno, develará, en caso de que mañana se avenga a testimoniar, si la afirmación que realizó en cuanto a que no vio nada porque, como lo afirmara en la instrucción, sufre de vértigo, y al subir al puente del Acceso Oeste cerró los ojos y aceleró.

Antes de comenzar a declarar los testigos, el tribunal se negó a incorporar como prueba un sumario administrativo realizado por el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires a pedido de la familia de Rodrigo, para determinar si Núñez sufre de vértigo. En el mismo se define que sufre de acrofobia y de depresión de larga data mas un estado de ansiedad agravado desde junio de 2003, síntomas que ponen en duda la validez de su testimonio.

María del Cármen Verdú, sintetizó a Red Eco sus impresiones de la primer jornada del juicio: "Quedó perfectamente acreditado con los testigos que han declararon hoy que hubo solo dos disparos, que son los que el propio policía Solana admite haber efectuado; que esos disparos fueron dirigidos en línea recta hacia Rodrigo Corso, que atravesaron el auto desde el baúl y que se incrustaron es su espalda causándole la muerte en forma inmediata. Y lo que es mas, quedó desvirtuado el supuesto secuestro de un arma en el interior del auto de Rodrigo a partir de uno de los testimonios que afirmó haber escuchado un disparo con posterioridad a la detención del auto cuando Rodrigo ya estaba muerto, precisamente con el arma que fue plantada a Rodrigo en su coche, la que además tenia un defecto técnico por el cual era materialmente imposible que se hubiera realizado mas de un disparo como la policía sostiene"

Fabiana Arencibia-Red Eco Alternativo

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